Joker

Todo las personas siempre me han considerado como un psicópata, un asesino, inclusive una escoria para la sociedad. Siempre criticando mis actos, sin saber el por qué de ellos. Todo lo que hago tiene un fin, generalmente una enseñanza para una o varias personas.

Antes que nada les contaré cómo inició todo, no estoy seguro si todos recuerden lo sucedido en

Gotham, o Ciudad Gótica, en el año 1940, para los que no sepan esta historia tomen asiento y para los que ya se la saben les refrescaré un poco la memoria. Un joven llamado Jerome Valeska aterrorizó la ciudad después de escaparse del Asilo Arkam, una especie de prisión-manicomio para inadaptados sociales donde se encontraban personas sumamente peligrosas, después de la fuga Jerome junto con otos 6 psicópatas formaron un grupo de criminales llamados los maniáticos, que por un largo tiempo lograron causar pánico y caos en Gotham, entre algunas de sus atentados estuvieron, aventar personas vivas desde la torre de redacciones del periódica más importantes de la ciudad, robarse un autobús escolar para después prenderle fuego con los estudiantes adentro, (aunque esto fue saboteado por el detective James Gordon) entrar a la estación de policías y asesinar a todos los oficiales que estuvieran dentro. En esta última la pandilla se grabó haciéndolo para que posteriormente las imágenes salieran a la luz y poder mandar un mensaje a todas las personas, la grabación termina con Jerome hablando frente a la cámara y diciendo una frase que se quedó en mi mente toda la vida.

“Dejaremos una marca en esta ciudad. Nos esparciremos por ella como un virus mortal. ¿Sabe por qué? Porque no hay nada más contagioso que la risa.”

Estas palabras aterrorizaron la ciudad, junto con este vídeo (advierto que puede llegar a ser perturbador), yo tenía tan solo 3 años cuando lo vi, pero es lo primero que mi memoria alcanza a recordar, esas palabras se repiten todo el tiempo en mi cabeza desde el momento que las escuche, día y noche sin parar, y la risa frívola y espeluznante que retumba en mi cabeza y la cara de Jerome aparece cada vez que cierro los ojos, yo soy parte de su legado. Esta es la razón por la cual soy así, crecí con estas imágenes en mi cabeza.

Nadie nunca se ha preocupado por mí en lo absoluto: ¿Quién soy?, ¿Qué quiero?, ¿Por qué hago lo que hago?, ¿Cuales son mis raíces?, ¡NADA! Lo único que ven en mí es maldad, y estas asquerosas cicatrices que llevo en el rostro, todos se preocupan por adular a ese patético héroe enmascarado, que solamente se dedica a arreglarles sus errores y problemas, sin enseñarles como hacer las cosas por ellos mismos; ¡Claro! tiene dinero, es lo único que importa en esta patética sociedad podrida. La Biblia, no me acuerdo en que hoja, capítulo, versículo, pasaje, o de lo que se componga ese libro, dice: "Si estimas a alguien, y ves que tiene hambre, no le des un pescado, enséñale a pescar. Porque si le das un pescado lo alimentarás un día, pero si le enseñas a pescar lo alimentarás para toda la vida". O algo así, nunca he sido una persona religiosa, pero sí soy partidario de recopilar lo mejor de cada cosa, aunque sean tan absurdas como la religión, siempre hay algo bueno que aprender de ello.

Me considero un genio, cada artefacto, mecanismo, arma, vehículo que ocupo; lo fabrico o consigo yo por mis propios medios, sin tener que recurrir al dinero sucio de mi familia corrupta ni a una especie de Tony Stark moreno, como lo hace mi querido amigo, Batman... ¡COMO LO ODIO!

No negaré que algunas de mis decisiones son cuestionables, por ejemplo cuando decidí arrancarme la cara, pero en verdad todo lo hago por una razón, y casi siempre es para un bien más elevado, tal vez en este momento no quieras entenderlo o puede ser que no estés preparado para entenderlo, pero siempre procuro enseñarles a las personas que están haciendo las cosas de la manera incorrecta.

Les hablaré un poco de mi infancia, fue bastante dura ya que los niños son crueles, nadie sabe con certeza la verdadera historia de mis cicatrices y no entraré en ese tema, lo único que les voy a decir es que las tengo desde muy chiquito, y que marcaron mi vida drásticamente, tal vez en un futuro mi querido amigo, el capitan Garfio y yo nos juntemos para contarles un poco más sobre estas cicatrices, solo les diré que él juega un papel muy importante en esa historia, pero no vayan a pensar mal, Garfio no fue el causante de la destrucción de mi cara.

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